Felicidades

Fede
5 min readJan 31, 2021

A diferencia de lo que pasa en las películas de Hollywood, la navidad, no es un tema que suela ser tratado en películas nacionales, por lo que la película Felicidades comienza con una ventaja respecto de otras películas de su tipo. Pero no conforme con su temática “novedosa”, también hace gala de una calidad que no es tan común encontrar en el cine argentino, a diferencia de sus pares extranjeras.

Estrenada en el año 2000 y dirigida por Lucho Bender, llegaría a representar ese mismo año a la Argentina en los premios Oscar en la categoría de mejor película extranjera. Protagonizada por un elenco de actores notables donde podemos distinguir a: Gastón Pauls (protagonista de Nueve Reinas, estrenada ese mismo año), Alfredo Casero, Pablo Cedrón, entre otros. También podemos nombrar la aparición de Cacho Castaña en el elenco, que es clave para añadir el toque argentino que caracteriza a la película.

Felicidades nos cuenta tres historias que ocurren la misma noche de un 24 de Diciembre, la víspera de la navidad. Los protagonistas de las tres historias, que nada comparten entre ellos, son: un escritor (encarnado por Pablo Machín) con el corazón roto que busca por todos los medios llegar a subirse a un avión que lo llevará desde La Plata a Buenos Aires para intentar recuperar el corazón de su ex pareja y para esta empresa lo tendrá de benefactor a un peculiar Carlos Belloso haciendo de un comediante que duda de su profesión, por otro lado un médico fracasado en el amor interpretado de manera magistral por Pablo Cedrón y por último, un pobre diablo que en toda su virtud de tipo común, se ve atrapado en una sospechosa redada policial, teniendo que oficiar de testigo de la misma, mientras se topa con personajes del bajo mundo que rozan lo siniestro.

La película es, en cierta forma, una respuesta a las típicas películas navideñas yankees del género, donde el espíritu navideño tiñe a todo y a todos de un aire de felicidad y esperanza, donde no podemos esperar otra cosa que un final tan feliz que empalaga. Esto no es así acá, después de todo estamos en Argentina y nuestras navidades son muy distintas. Lucho Bender re-versiona el concepto, creando una comedia trágica con ligeros elementos surrealistas de por medio. Lo que sería una accidente gracioso en una película, o una escena donde se escuchan risas de fondo en una sitcom, acá los actos serán tomados por lo que son y sus consecuencias, lejos de ser en broma, tendrán peso, serán palpables y simbólicas.

Al ser su debut como director puede notarse su empeño, por medio del guion, en hablar de todo y sobre todo, con la intención de crear un cine que suele ser llamado “de autor” y en mi opinión, lo logra. La película tocará diversos temas tales como la crisis económica de la época (recordemos la crisis que sufrió argentina de 1998 a 2002), la soledad que puede sentirse aún en una gran ciudad, la corrupción, el individualismo, entre otros. La imagen acompaña, los escenarios y la iluminación se nota trabajada y el resultado habla por si solo.

Por esta diversidad de temáticas, las escenas saltan de momentos de tristeza y depresión a momentos alegres y de humor, tanto de humor negro como humor inocente, en gran parte aportado por Alfredo Casero y Carlos Belloso. Podemos pasar de verlo a Belloso haciendo muecas y diversos chistes, a Marcelo Mazzarelo que interpreta a un hombre discapacitado, postrado en una silla de ruedas, que sufre profundamente de sus circunstancias y de la soledad en la que se ve sumido.

El médico, con sus dos caras, una llena de confianza, que goza de autoridad, se ve enfrentada con la otra, la del hombre, inseguro y tímido que de frente a las dificultades prefiere encerrase en sí mismo, lejos de los demás y de las oportunidades que pudieron habérsele presentado, que lo importunaban pero a su vez pudieron haberlo recompensado. Pablo Cedrón, dispuesto a salir de esta situación que le atormenta, esa noche del 24 decide cambiar su vida y al cruzarse con una hermosa muchacha, se llena de coraje y sale a conquistarla buscando entablar con ella una conversación, algo a lo que no acostumbraba en lo absoluto. ¿Triunfará en sus intentos?.

El personaje de Casero, interpretado de manera magistral con su humor característico y con esa forma de hablar que nos hace sospechar que está improvisando todo, nos introduce al ciudadano común, que lejos de de estar libre de fallas, en este caso apoya el engaño, la trampa, la mentira, el robo. En un papel sumamente descabellado, Casero transformará algo que sería un delito, en algo inocente y ridículo.

Esta decadencia de la moral y la ética de la gente, también se refleja en el personaje de Machín, que es profundamente mezquino e inescrupuloso a la hora de perseguir sus ambiciones. El país, sumido en la crisis, se resquebraja bajo la malaria económica. El hospital, sin atención al publico, con el poco personal que tiene sin mucho interés en atender a sus pacientes. La policía, siendo Cacho Castaña uno de los oficiales que nos presentan, profundamente corrupta y sin escrúpulos, que actúa al margen de la ley y busca convalidar sus prácticas con la coerción de unos transeúntes que casualmente pasaban por allí.

Los elementos surrealistas se presentan esporádicamente y sin mucha introducción, si bien conviven en el desarrollo de la película, escenarios coloridos con una tonalidad apagada (una película argentina que usa filtros, por fin) que crean cierta atmosfera enrarecida que está impregnada de soledad y hasta de un ligero tinte de terror.

El final de la película es amargo en todo sentido. Ningún personaje termina en buenos términos y ninguno consigue lo que deseaba en un principio. Llega a ser hasta cómico que el guion no haga ningún esfuerzo para salir de ese tono pesimista que lo caracteriza. Dicho esto, podemos decir que este 25 no será exactamente una navidad “feliz”.

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